El ave vuela en círculos junto a sus compañeras sobre el tejado
y a la sombra pone un huevo al que empolla por largos días y frías noches,
temiendo que al final de los unos, su compañera no vuelva o que al principio de las otras, un rapaz carnívoro desangre las líneas de la vida
que escribe con tanto entusiasmo, júbilo, inspiración e instinto.
"Huevo de amor" le llamaban los abuelos...
un huevo donde crece la belleza de los mundos.
Pero ya no es más un huevo de amor...
- ¡No lo toqués!, ¡es mi hijo!, ¡está por nacer!
La amorosa lo toma en sus manos y lo deja caer...
"¡Ha nacido muerto!" - exclama el viento.
...Y rodando por la cornisa emprende su viaje por el vacío oscuro y profundo,
soñando que se mueve con las estrellas.
A punto de tocar el suelo despliega sus alas negras
que, confundidas con la noche, recrean un vals robado al dolor...
y canta llamando a la muerte.
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