jueves, 8 de diciembre de 2016

Sobre los efímeros habitantes de las regiones etéreas.

Cuentan las historias que en una época no muy lejana en distancia, tiempo y situación, en algún universo de los creados, existió la “Gran caída de la luz” durante la regencia de Zughnam-Ziguiboode, la Cabeza de Tre-Mondo, en un rincón de la Esfera Infragaláctica en el extremo de la Nube Elemental; y agregaba el poeta: “¡ay, qué días aquéllos en que se verá la reunión de todos, cuando aparezca el Salvífico Señor! Canten mares y tierras, la alegría de la liberación…” (Poema tremondista de los días de revolución, Cantado por Lutxo Tlato de Vertex de Spira-Lus1).
Entre los Kannabia se dice de antaño que al principio las esferas llenaban el espacio, se amontonaban las unas a las otras, caían como chorros contínuos y formaban hilos que mantenían unido todo. La Existencia está contemplada dentro de lo que se conoce como Espacio-Tiempo lo cual es intangible pero medible y hasta explicable. Según escritos antiguos, la Existencia no es más que una manifestación del pensamiento de la Flor de las Flores2 y se divide en cuatro grandes mares unidos mediante partículas y fuerzas que se han pretendido controlar desde el Inmemoriable3. Estos cuatro grandes mares son las Alturas, el Caos, el Vasto y el Negativo; cuya unión ha creado la vida en todas sus manifestaciones y que corresponden a las materias de fuego, tierra, aire y agua. De la mezcla proporcionada en diversas cantidades de estas materias, energías y vibraciones, surgieron seres que con el paso del tiempo se volvieron inteligentes y conscientes de sí mismos, algunos erguidos en dos extremidades, otros suspendidos sobre el suelo, algunos otros sólo vivos por medio de aparatos que ellos mismos se fabricaron… Desde entonces la misma evolución se encargó de formar a seres orgánicos dotados de pensamiento y sentimientos, de arte y ciencia; algunos de ellos crecieron y se desarrollaron en esferas dentro de esferas, y éstas dentro de más esferas hasta el parasiempre de tal forma que muchos estuvieron aislados. Entre las razas que habitaron lo conocido de las Nebulosas Multiversales había Elemortales, Numb y Kannabia, Kefalitas o Kefaloides, Corevinians, Linfarots, Táunidos y Arkánidos, Kees’An, y muchas más cuyas similitudes genéticas y morfológicas habrían tenido un antepasado común ya desaparecido: inteligente y autoconciente, capaz de crear y destruir, con cuerpo orgánico dotado de cerebro y extremidades…


 Allá se movían de un lado a otro aquellos seres, en la mayoría de casos sin saber adónde iban o de dónde venían: una vez la panza duele lo único que hay que hacer es tragar para mantener el lugar o ascender – en lo posible – en la pirámide social y geográfica sin importar sobre en quién se apoya, a quién se aplasta o de quién se toma ventaja. Tanta era la necesidad, tan pocas oportunidades había, tanto había que consumir, tanto vicio que alimentar y nada que compartir que pululaban los más astutos haciendo trato con los corruptos y poderosos sin saber que vendían su espíritu al menor postor.

1 Nombre de una ciudad.
2 Llamada así la energía creadora y suprema.

3 Que es tan antiguo que nadie conoce su origen, también se refiere al tiempo infinito mismo.