lunes, 15 de febrero de 2010

Carlitos.

Lo vi en el autotren... de esos autotrenes antiguos en los que viajan mucha gente, con la típica música de nuestros lares, esa música que llena de horror los oídos refinados y los que solo pretenden serlo.

Viajaba con una acompañante; ella, evidentemente era una prostituta. ¿Con qué otras personas se iba a codear? Rameras, locos, pandilleros, homosexuales y asesinos, topeteros y narcotraficantes, policías corruptos y pordioseros, en fin todo tipo de gente vil.

La mujer hablaba y hablaba y le acariciaba la cara, el chico solo se le quedaba viendo, acomodándose cada vez mas en el asiento. Usaba una gorra que le tapaba la frente completamente, y unos anteojos de lectura que tampoco permitía reconocerle por la mirada.

Habría sido un dios de la guerra... pero también se parecía a Baco...

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